miércoles, 16 de febrero de 2011

ARBOLES SAGRADOS EL PINO

Esta conífera, ávida de luz, de copa desplegada, es un árbol de fuego. Antes de la invención de las bombillas y de las velas de parafina, se empleaba la madera resinosa del pino para fabricar teas o antorchas que proporcionaban una luz brillante. Culpeper también reconoció el signo del impetuoso Marte en este árbol, ya que la corteza de las ramas y de la parte superior del tronco poseen un tono rojo herrumbroso, y la madera contiene gran abundancia de recinas y aceites etéreos, a partir de los cuales se elaboran aceites inflamables y trementina.




En el campo, este árbol también resiste el frío glacial de las regiones más septentrionales y crece sobre todo en los bosques del norte de Europa y Siberia. Más al sur, el pino ya sólo se presenta en zonas montañosas. Después de la época glacial de hace aproximadamente diez mil años, los bosques de pinos alcanzaron su mayor extensión. Durante el período de aumento de la temperatura mundial se fue extendiendo hacia regiones del norte y este. Hoy día, pueden encontrarse en casi todo el planeta.



El invierno es la época de los árboles primitivos, las coníferas. Cubiertas de nieve en el silencio invernal crean un ambiente solemne, Las coníferas simbolizan la fuerza vital indestructible. A diferencia de los árboles de fronda, conservan sus verdes hojas .

En el calendario celta, el pino simboliza el paso del solsticio de invierno. El pino es el árbol de navidad bajo el cual nace el Salvador. Bajo el pino nació Atis, el dios fálico de la vegetación que muere y resucita, amante de la gran diosa Cibeles. En la tradición celta, el pino es el árbol de Druantia, la madre del calendario de los árboles y novia del rey del invierno.



En la antiguedad, el pino solía simbolizar la sexualidad que transgredía las normas morales. Así el dios del vino agitaba sobre las ninfas y sátiros hechizados por él un cetro adornado con hiedra y piñas .



Los penitentes de la Edad Media cubrían sus miembros con cenizas de madera de pino y se encaminaban a las profundidades del bosque para encontrar el perdón y la comprensión.

Los predicadores ambulantes y ermitaños de la India cubren su cuerpo de ceniza y se visten de color rojo, simbolizando con ello que han muerto para el mundo y quemado todas las ilusiones.
 
 

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