“Hay una pacífica revolución en marcha, un movimiento espiritual de la mujer que es difícil de percibir a simple vista, a través de los círculos de mujeres, de mujeres con capacidad sanadora ¿podría dar la cultura un vuelco?
Para que el sistema patriarcal cambie, ha de existir un “millonésimo círculo”. Y ha de ser así porque lo que el mundo actualmente necesita es una inyección de la clase de sabiduría que las mujeres tienen, y la forma misma del círculo es la encarnación de esta sabiduría…En el círculo no existen jerarquías y eso es igualdad, así se comporta una cultura cuando escucha y aprende de cada uno de sus integrantes; Compartiendo la sabiduría de la experiencia, las mujeres del círculo se apoyan mutuamente y se descubren a sí mismas a través de las palabras. Cada círculo es una regeneración de una forma arquetípica, está inspirado y sustentado por todos los círculos de mujeres que han existido, y él a su vez hace un aporte al campo de energía arquetípica que facilitará el camino al círculo siguiente.
Un círculo digno de confianza tiene un centro espiritual, un respeto hacia los límites y una poderosa capacidad de transformar a las mujeres que lo constituyen. Para que un círculo se mujeres sea un lugar seguro debe constituir un espacio uterino capaz de acoger nuevas posibilidades, donde la mujer y su sueño encuentren apoyo cuando éste no sea todavía más que un esbozo sin definir, cuando la psique de la mujer esté preñada con una idea de lo que podría llegar a hacer o ser.
Un círculo de mujeres es un espejo multifacético en el que cada mujer se ve a sí misma reflejada…el círculo es un ritual sagrado, es un encuentro de mujeres implicadas en una manifestación artística capaz de cambiarnos a nosotras mismas y al mundo…
“La Diosa que hay en mi, contempla a la Diosa que hay en ti”…Namasté
(foto: Chamana Mapuche)
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